De acuerdo con el reporte World Air Quality, Puebla es la sexta ciudad latinoamericana con mayor contaminación en el aire; la angelópolis registra una situación nociva de partículas en suspensión con un diámetro inferior a 2.5 micras (PM 2.5).
El reporte elaborado por IQAir, empresa tecnológica enfocada en medir la calidad del aire, destaca que durante 2020, Puebla promedió al día 24.6 microgramos de partículas PM 2.5 por centímetro cúbico.
El grado de contaminación que registra la capital poblana tiene entre sus principales causantes a las exhalaciones volcánicas del Popocatépetl, los incendios forestales, la operación de zonas industrializadas y la falta de un programa de verificación vehicular que opere con regularidad en la entidad.
Es ese último factor, el que ha cobrado relevancia en los últimos meses tras el anuncio de un nuevo proceso de licitación para operar 48 Verificentros en Puebla, que se sumarían a los 17 que operan actualmente.
La problemática que arrastra la entidad gobernada por Miguel Barbosa Huerta en materia de calidad del aire vinculada a los verificentros, data de 2014 cuando la entidad aún era gobernada por Rafael Moreno Valle y, a juicio de expertos, la política de verificación tendió a relajarse. Durante su sexenio, Moreno Valle apostó por reducir el total de Verificentros que hasta 2015, estaba integrado por 80 establecimientos.
Como resultado, Puebla avanzó en contaminación vehicular a nivel nacional, hasta registrar en 2019 su pico más alto, siendo los autos los responsables del 64% de la contaminación registrada en la entidad, según datos del Colectivo de Verificentros en Puebla.
La entidad cuenta actualmente con un parque vehicular conformado por poco más de 1.5 millones de automotores, de los cuáles, más de un millón no cumple con la revisión de emisores contaminantes, lo que pone en riesgo la salud de los poblanos como lo indican los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su última actualización sobre los niveles de calidad del aire en el mundo.
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